Imagen propiedad de Kenji Oiwa

Luvia en polvo cae sobre mi ojo izquierdo. Silbidos entre robles. Bocas vírgenes estallan en los patios comunes. Perforadoras delincuentes se sumergen en gaseosos axiomas. Alicatar estrellas a corazones mugrientos. Bulímicos espectros vomitan sobre mi cara. Un empalagoso ejemplo de falsa inteligencia intenta destruir mi juicio y penetrar en mi sesera. De plástico y cereza imagino un tubo negro e infinito. Roto el candente esqueleto, las rodillas escupen esquirlas. Migajas sin volumen. Recuperar 345 días bajo lunas verdes. Arrancar del pecho el manual del perfecto necio y pulverizarlo. Bandidos tambores inclinan las nubes. Feroces piojos llegan hasta el cenit sin esfuerzo. Sin más distancia que recorrer, me siento en la arena.